PODA DE ROSALES:
Diciembre es el mes por excelencia de la poda de rosales, y como estamos empezando el mes, nada mejor que un articulo donde explicaremos las características de este tipo de poda que realizamos en todas los mantenimiento de jardinería y de comunidades que llevamos a cabo y como no que podréis utilizar como guía de consulta para podar vuestros rosales.
Se usan tijeras de una mano, y si es un tocón o rama muy gruesa, se puede usar tijeras de dos manos. El corte debe ser a bisel por encima de la yema, la distancia que separa la yema del corte nunca debe ser superior a los 5 centímetros y con la inclinación opuesta a ésta, para evitar que el agua escurra sobre la yema. Si se quiere eliminar totalmente una rama, el corte se hará lo más cerca posible de su inserción, sin dejar tocón ni dañar la rama que la sustenta.
Antes de comenzar a podar, se deben limpiar y afilar bien las herramientas, para evitar la transmisión de enfermedades de una planta a otra. Si durante este proceso el rosal resulta dañado, limpie las heridas con polisulfuro de calcio o vela derretida con el fin de sellar las grietas e impedir la entrada de algún patógeno.
Elimine las ramas secas, dañadas o enfermas y enmarañadas. Para saber si una rama está muerta, la superficie que se ve tras el corte del tallo es de color marrón, si está viva es de color blanco.
Elimine los chupones que brotan del portainjerto, ya que no dan flores o son de tipo silvestre, y consumen agua y nutrientes. Se reconocen porque las hojas son verde claro, son mas pequeñas y el tronco aparece por lo general más espinoso. Eliminarlos desde su inserción.
Elimine las flores marchitas que además de afearlo, consumen energías para formar el nuevo brote. Se deben eliminar cortando por debajo de la segunda hoja a partir de la flor.
También se cortarán aquellos brotes abortados, que son aquellos que crecen pero no dan flor.
Algunas veces hay brotes con tres capullos, para conseguir flores más grandes y mejor formadas hay que eliminar dos de ellos, dejando solo el central.
Prácticamente todos los rosales comercializados son injertados sobre un rosal silvestre o portainjerto que aporta vigor y resistencia a la parte superior o parte productiva del rosal (injerto). En el caso de los rosales en arbolito, el portainjerto comprende las raíces y el tronco, sobre el que se han injertado una o varias yemas en la parte superior. Este portainjerto tiene tendencia a emitir brotes, que se suelen llamar chupones o golosos. Suelen tener un aspecto distinto a del injerto, con hojas menores y tallos más espinosos y no producen flores o son de tipo silvestre, simples y poco llamativas. También suelen ser muy vigorosos y compiten con el injerto, pudiendo debilitarlo e incluso reemplazarlo. Por ello deben ser eliminados apenas aparezcan desde su punto de inserción, pues si se deja un trozo, rebrotan varios más. En el caso de chupones de raíz es conveniente escarbar con cuidado hasta llegar a su inserción con la raíz y cortarlo desde su base.